miércoles, 12 de diciembre de 2012

Comentario en Amazon de Ella es mía.

Puede que para alguno/as esto sea una tontería pero hay que ver la ilusión que te hace cuando ves un comentario de tu libro. Aunque sea de tres estrella, te da un subidón enorme. Que alguien no solo lo haya comprado sino que encima se moleste en volver y dejarte su opinión. Significa mucho para los autores noveles que no solo empezamos sino que además nos autopublicamos esos pequeños comentarios que nos regalan. Por lo menos a mí me hace ilusión.
Os dejo ese comentario que es el segundo para Ella es mía...

  Un posible incesto December 11, 2012
Amazon Verified Purchase
La historia habla de un amor prohibido entre dos hermanos que tiene una conexión especial.. pero ¿realmente son hermanos? Esto es lo que se descubrirá en el transcurso de la historia y como él trata por todos los medio de no amarla y como las personas cercanas a este descubren su secreto y las reacciones... pero ¿realmente valdrá su tormento? ¿la dejará partir para que sea la esposa de otro?
 
 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Pasión de Navidad por El club de las escritoras

No dejeis pasar esta oportunidad que nos brindas las compis de El club de las escritoras. Relatos navideños, llenos de amor.

martes, 17 de julio de 2012

Escena de Ella es mía


En el interior no se oía nada, sintió frio y una sonrisa rompió la rigidez de su rostro. La ventana estaba abierta y la luna brillaba en todo su esplendor.  Se acercó al borde de la cama junto a su rostro y la vio dormida.

Sus dedos acariciaron la comisura de sus  labios, carnosos y sensuales.

Cuantas veces había deseado besarlos a lo largo de los años que llevaba guardando su oscuro secreto. Ya no recordaba ni un solo día en el que no hubiese sentido esa necesidad de ella. Sus dedos dibujaron la línea de cuello, deteniéndose donde su pulso latía, recordándole que vivía y lo cerca que había estado de la muerte.

Se apartó bruscamente de ella, como un muñeco impulsado por un resorte. La poca cordura que en aquellos momentos le quedaba le decía que no siguiera.

Luchaba, luchaba con todas sus fuerzas y aquello seguía creciendo en su interior. No podía, no podía controlar sus sentimientos, no podía apartar de su mente el cuerpo de Arabella, su cuerpo de mujer, ese cuerpo que le torturaba cada día, cada noche.

Sus manos, sin control, volvieron a su cuerpo, a rozar su cabello, sus labios. Solo quería besarlos, sentirlos junto a los suyos, lentamente se fue  acercando a ellos. Su cordura le decía que eso no estaba bien, su cuerpo ardiendo le pedía más. Rozó la miel… el cuerpo de Arabella tembló, el suelo bajo sus pies tembló. Se apartó de su lado, esperando impaciente, asustado por ser descubierto. Ella siguió durmiendo.

No podía, no podía detener sus manos. La presión en sus pantalones era insoportable y su cordura  había perdido la batalla.  Ahora era preso de la lujuria, solo obedecía a su entrepierna. Extendió la mano y la destapó. Se recreó en la visión que tenía ante él. Una diosa pelirroja de piel marfil, llenó sus pulmones con el olor a ella, siempre rosas y sándalo. Aquel aroma fue como elixir. Observó sus pies descalzos, tan pequeños, deseó tocarlos, besarlos. Sus piernas, tan largas, tan perfectas. El camisón dejaba ver más de lo que la decencia permitía, sus muslos le tentaban.

Extasiado, observó sus pechos elevarse con cada respiración. Inclinó la cabeza para ver  un poco más, pero el maldito camisón estaba abotonado  hasta el cuello. Volvió la mirada hacia los muslos. Su miembro palpitaba apretado, exigiéndole liberación. Colocó su mano sobre la parte interior del muslo y esperó. Arabella se movió al contacto pero no se despertó. Siguió con su mano el movimiento de la joven que se colocó bocarriba. Cuando la tranquilidad volvió al sueño de ella, él estaba con su mano entre sus muslos, tan cerca de su unión. Inspiró aliviado y triunfante. Con movimientos lentos, casi imperceptibles fue subiendo la mano, en una caricia que estaba haciéndole perder el juicio. Se detuvo unos segundos cuando rozó la suavidad de los vellos, pero ya no había vuelta atrás, necesitaba sentirla. Anhela el contacto, ansiaba tocar su esencia de mujer. Solo movió un dedo, solo un poco más cerca, el calor fue aumentando y sintió la humedad  de ella. Solo un roce,  y sintió temblar tanto el suelo a sus pies como el cuerpo de ella. Un temblor que instintivamente le hizo retirar la mano, y se maldijo cuando la hubo retirado. Ella dormía. Se llevó la mano a la boca, y se llenó del sabor más delicioso del mundo, su olor, su intimidad… y explotó. Su cuerpo tembló y su miembro se derramó.

Segundos después, su amiga la cordura volvió a llegar, aun tenía el sabor a ella en los labios, el olor en sus pulmones y el tamaño de su miembro amenazaba con volver a tomar el control, pero el miedo y la rabia empezaron a arraigarse en su cuerpo y salió despavorido de la habitación.


lunes, 16 de julio de 2012

Ella es mía en Amazon

"Ella es mía"

Hoy ha salido publicada en Amazon mi primera novela "Ella es mía" .
Quería poneros una bonita entrada pero es que las palabras no me salen. Los nervios no me dejan pensar. Mi cabecita está saturada de preguntas y de temores, mayormente de temores.
Poner tu manuscrito a disposición de todo el mundo es un gran paso. "Ella es mía" lleva en el cajón desde hace varios años y hasta este año no vio la luz. Los primeros pasos fueron colgarla en Wattpad donde los comentarios de las personas que la leyeron me animaron a ir un poco más allá y cometer la locura (porque no puedo calificarlo de otra cosa en estos momentos) de publicarla en formato digital.

He querido dedicarla a las personas que realmente me animaron y en un intento de no olvidar a nadie quizás haya olvidado mencionar a alguien detalladamente.

A mis  seguidoras de Wattpad,
 A las compañeras de ¿Escribimos..?
  y de Lectoras de romántica
 en Facebook,
cuyos comentarios me animaron a dar el paso.
Gracias por vuestro apoyo.


 Y olvidé mencionar que la portada me la hizo una amiga, Charo Arqued.

 En los próximos días, cuando mis nervios se calmen un poco os iré contando más sobre ella y sus personajes.


Espero que os guste y que disfruteis con ella tanto como ya escribiéndola.
Os dejo alguna de las escenas


lunes, 7 de mayo de 2012

SEGUNDA NOVELA

                          NACIDA PARA MI

Con este título nace la segunda novela de la saga. Cuenta  la historia de Marcus Laverty McLavert, jefe del clan McLavert. 

Hermano de Lucien Laverty, protagonista de Condenado a amarte.



CAP 1
"Ven a mí” le susurró al viento.
Jamás pensó en que unas  palabras pudieran encerrar tanto dolor.
En alguna parte había una mujer nacida para él.
La certeza de esas palabras era tan palpable como su impotencia y su impaciencia.
“Cuando alguno de tus hijos cruce la línea del odio a los mortales, haré nacer cuatro mujeres. Con ellas, tus hijos conocerán el dolor físico que se siente cuando un corazón se rompe. Conocerán el dolor del alma provocado por la angustia. Conocerán el dolor de la necesidad. Y odiaran la inmortalidad que les has dado.”
Había repetido aquellas palabras una infinidad de veces y las habían analizado otras tantas. Una maldición lanzada sobre él y sus hermanos. Una maldición que les aseguraba dolor y angustia y que había cambiado sus vidas desde aquel momento.
 Marcus suspiró, la maldición tenía final feliz. Su hermano Lucien, estaba felizmente casado. Thara era una de esas cuatro mujeres anunciadas por la maldición y si bien todo había empezado como auguraba, con dolor y sufrimiento. Ahora les esperaba toda una eternidad de amor.  
Apretó los puños, quería esa felicidad para él. Pero la maldición también les aseguraba que nada podía hacer por hallar a esa mujer, que llegado el momento, ella le encontraría. Como Thara había encontrado a Lucien, contradiciendo todos las leyes de la lógica, ella se abrió paso hasta la mente de Lucien aún a pesar de ser tanta la distancia física entre ellos.
“Búscame…” imploró Marcus.
...

UNA ESCENA DE OTRO CAPITULO

Stella bajó la mirada hacia la tela a cuadros que tenía en las manos. Era una prenda de él. Si ella vestía los mismos colores, significaba eso que le conocía. Poco duró la alegría que su corazón sintió ante la idea, otra pregunta se tragó de golpe su felicidad. ¿Sería su esposa? Las mujeres no vestían los mantos de los clanes a menos que desearan dar a conocer su posición como esposa del laird. Las interrogantes se amontonaron en su  cabeza y para la mitad de ellas no quería conocer las respuestas. Un tumulto de nuevas sensaciones la abordaron y elevó su mirada desafiante. Sentía miedo al mismo tiempo que ganas de luchar por algo que consideraba suyo. Sentía rabia y dolor, así como una confusa posesión por aquella prenda. Sintió la necesidad de quitársela de los hombros a aquella mujer, como si no tuviese derecho a llevarlo. Pero era ella la extraña, la que no tenía derecho a llevarlo. Bajó la mirada arrepentida de sus pensamientos. Se lo dieron solo como muestra de cortesía para cubrir su desnudez, para no tener que mirar lo que otro hombre había manchado. Las lágrimas volvieron a sus ojos y brotaron sin control. Y aún así,  tragó intentando bajar la angustia lo más hondo posible antes de preguntar.
    ¿A qué clan? – no pudo terminar la frase, las palabras se atragantaron en su garganta.
    McLavert – se apresuró a contestar Thara.
    McLavert… - repitió Stella. La solo mención de ese nombre hizo olvidar su dolor y cambiarlo por… debía de ser miedo y sin embargo, no lo era. – El demonio inmortal, la fortaleza sin muralla.
Stella recordó sus ojos rojos como la sangre, la furia contenida en ellos, el dolor tras esa rabia. El dueño de sus sueños era el temido jefe de los McLavert.
Menuda fama tenía su cuñado en esas tierras, pensó Thara con burla, dejando que sus palabras llegaran hasta la mente de su esposo.
“Aquí no tiene que esconder lo que es. Todo es posible en las highlands” se burló Lucien.
    Él es… tú eres…  - las mejillas de Stella se sonrojaron.
    No – gritó Thara riéndose. – Mi esposo te va a matar por pensar eso.- Thara oyó resoplar a Lucien y ella rió aún más. – Soy la esposa de su  hermano.
    Marcus McLavert.
Thara no supo si Stella preguntaba o confirmaba, así que hizo un movimiento con la cabeza para afirmar como toda respuesta.
 ¿Quién no había oído ese nombre en cientos de kilómetros a la redonda? Marcus McLavert, el hombre de sus sueños ya tenía nombre, aunque un nombre temido.  Todo tipo de leyendas se habían extendido por las highlands, leyendas que hablaban sobre un poder sobrenatural de Marcus, le apodaban “el eterno”, “el invencible” a veces hasta “el diablo”. Ella había visto esos ojos rojos de los que tanto se hablaban. Ahora entendía porque ella lucia esos colores fuera de las tierras McLavert. Lucir los colores del clan  era protección segura, nadie provocaría la ira de Marcus.
    Cabello negro como la noche más oscura con ondas que descansan en una espalda ancha y fuerte. Brazos musculosos capaz de estrujarte con la más mínima presión y que con toda seguridad te abrazarían con dulzura para protegerte. Mandíbula recta sujetando una boca cuyo labio inferior te promete locuras y unos ojos que parecen haber encerrado el sol en ellos…o el mismo infierno.  – Stella había descrito al hombre de sus sueños, al hombre de carne y hueso apenas le había visto, aunque fue suficiente para reconocerlo. Al fantasma… a ese ni siquiera pudo mirarlo.
Thara suspiró atrayendo la mirada de Stella. La descripción le había traido a la mente la imagen de su esposo.
    Dime que no lo he dicho en voz alta.
    Sí, lo has hecho. – Thara no pudo evitar reírse de lo sonrojada que se había puesto Stella.
     Madre mía, lo siento. – Stella se llevó las manos a las mejillas, intentando ocultar el sonrojo y el bochorno que sentía en esos momentos. Había hablado en voz alta. Había descrito al jefe de los McLavert pensando en el hombre de sus sueños y aunque evidentemente eran la misma persona, no era adecuada hablar de él con tanta devoción, se había portado como una muchacha enamorada.
No estaba a caso enamorada de un sueño, si ahora ese sueño tenía cuerpo, ¿estaba enamorada de él? Stella no había pensado en ello. No había tenido tiempo de hacerlo.
 

jueves, 19 de abril de 2012

Perdida

Hace meses que no escribo nada. Mi novela "Nacida para mí" está atascada. No consigo avanzar. La he releido un montón de veces por ver si arrancaba y las palabras acudían a mí pero no consigo seguir. Es algo frustante sentarte ante una hoja en blanco y que se te acabe el tiempo del que dispones y el papel siga igual. Nada sale de mis manos.
Hasta he perdido las ganas de leer. A veces un libro me hacía retomar mi novela y ahora los libros se me amontonan en la estantería y no me apetece abrir ni uno.
Se me fue no solo la musa sino todo...

Intenté empezar una nueva. En mi mente nacieron cuatro personajes nuevos que clamaban su historia. Sus nombres surgieron de golpe, llenando un cuaderno con ellos, y no miento, un cuaderno entero y no se ha añadido ni una sola letra más.
 Se me acaban las ideas. Tal vez lo mejor sea dejarlo todo. Un tiempo de descanso para ansiar de nuevo un cuaderno en blanco y un lapiz que me ayude a salir de esta apatía.