UN ... BIEN CALIENTE
Abrió la puerta y allí estaba, preparado y caliente para ella. Se estremeció de excitación. Se acercó despacio, saboreando el momento. Lo tentó, ardía, justo como a ella le gustaba, pensó. Se desnudó y acercó un pie. El calor del contacto le llegó hasta las sienes, poniendo cada nervio a flor de piel. Se dejó acariciar poco a poco, los pies, las piernas. Sus pechos se irguieron y se endurecieron cuando le rozó las ingles y las nalgas. Aquello era exquisito. Se dejó cubrir por entero de su abrasador calor. Estaba tan caliente, ya se lamentaría luego de las rojeces de su cuerpo.
- ¿Estas disfrutando? – le susurró al oído arrastrando las palabras.
- ¡Oh, síííí´! – le respondió extasiada.
- Estaba dudando entre la cena y esto, pero estaba seguro que te gustaría más un baño bien caliente.